Conoceremos en esta entrada el concepto de liderazgo y los distintos tipos que existen.
1. Concepto de liderazgo.
La Psicología de grupos ha presentado, desde sus orígenes, un interés
especial por el estudio del liderazgo. Dicho interés, es
debido concretamente a dos razones que se refuerzan mutuamente. Por un lado, a
razones teóricas, ya que la esencia de la Psicología de grupos la constituyen
los procesos individuales y grupales que se unen en el liderazgo. Por otro lado,
a razones prácticas, ya que conocer los factores que caracterizan el liderazgo
eficaz, permitirá una selección más adecuada de líderes o directivos, o formar
a los ya existentes, para conseguir un mejor funcionamiento de los grupos y
organizaciones.
En primer lugar, es
importante saber que el liderazgo es un fenómeno que se produce en todos los
grupos humanos, ya que, cuando un grupo de personas se involucra en la
realización de una actividad conjunta, surge una estructura de liderazgo.
Pues bien, para definir el
liderazgo encontramos múltiples definiciones de diferentes autores. Tanto es
así, que Stogdill (1974) llegó a recoger hasta 63 definiciones de liderazgo,
así como 31 teorías al respecto. Nos quedamos con Shaw (1979), que más que
categorizar las diferentes definiciones, opta por entresacar las
características que pueden definir el concepto de liderazgo. Para dicho autor,
estas características serían las siguientes:
- El líder es la persona
percibida como el centro del grupo, la más influyente y generadora de un mayor
número de comunicaciones.
- El líder es la persona
que puede conducir al grupo hacia sus metas.
- El líder es la persona
nombrada como tal en las elecciones sociométricas.
- El líder es considerado
como el jefe del grupo.
- El líder recibe el apoyo
de los miembros de su grupo y tiene la capacidad de influirles de forma
positiva.
Después de esta pequeña
introducción acerca de las diversas definiciones que podemos encontrar sobre el
concepto de liderazgo, existe una característica común a todas
esas definiciones que radica en hacer especial hincapié en que el
liderazgo es un proceso de influencia entre líder y seguidores y que tiene como
finalidad conseguir las metas de un grupo, organización o sociedad. Y
tras esto, podemos decir que hemos conformado la definición de liderazgo.
Dentro del liderazgo,
encontramos 4 aspectos importantes que nos ayudarán también a identificar este
proceso:
. El liderazgo no es un
rasgo o característica estática que reside únicamente en el líder, sino que es
un proceso que tiene lugar a lo largo del tiempo y en el que están implicados
de forma interactiva líder, seguidores y situación en la que se ejerce el
liderazgo.
. El liderazgo implica
influencia.
. El liderazgo es un
fenómeno grupal y pierde su sentido fuera de dicho contexto.
. La influencia del líder
va dirigida a la obtención de una meta u objetivo común del grupo.
Una vez hemos delimitado
el concepto de liderazgo, es inevitable plantearnos la siguiente
cuestión: ¿El líder se nace o se hace?
Pues bien, tras varios
estudios entorno al liderazgo, cada vez de una mayor profundidad, nos
indicaban, inicialmente, que el líder poseía unas cualidades extraordinarias,
innatas y superiores al resto de las personas, es decir, “el líder nace, no se
hace”, pero posteriormente, han sido otros los factores que han ido
apareciendo, entre ellos, el contexto o situación en la que el
líder ejerce su influencia, el tipo de tarea y la evolución
del liderazgo a lo largo del tiempo. Por lo tanto, habiendo conocido
estos relevantes factores, ya no podemos afirmar del todo que el líder “nace”,
sino que también “se hace”, o más concretamente, podríamos decir que “es líder
en función de las circunstancias concretas y su forma de actuar ante ellas”.
A continuación, podemos ver un interesante vídeo de la mano de Roberto Bautista, director de la empresa latinoamericana LIDERE, acerca de esta cuestión planteada.
Lo que Roberto Bautista
intenta manifestar es básicamente que nacemos con la capacidad de influenciar a
los demás, y que mediante el servicio, la autoridad y nuestras mejores
cualidades que nos hacen ser más capaces en algo, nos desarrollamos y
evolucionamos cada día más como líderes. Por lo tanto, se podría decir que
Bautista defiende que el líder nace y también se hace.
Adentrándonos aún más
ahora en el liderazgo, encontramos que el liderazgo se clasifica en dos grandes
grupos: por un lado, el liderazgo transaccional, basado en el
intercambio de “recompensas” entre líder y seguidores, y el liderazgo
transformacional, capaz de concienciar, modificar las actitudes,
valores y creencias de los seguidores, y consecuentemente incrementar el rendimiento
en la realización de las tareas.
Aunque en un primer
momento consideremos que el liderazgo transformacional es mejor, la realidad es
que va a depender del contexto, es decir, de la situación en que se ha de
ejercer, por ejemplo, en contextos donde los seguidores son personas muy
competentes, independientes y con una motivación hacia el logro elevada. Un
liderazgo transformacional quizás no sea tan necesario o incluso pueda ser
percibido como contraproducente. En cambio, en los contextos de un liderazgo
transaccional, lo que realmente buscan los seguidores en un líder es que sea
capaz de conceptualizar los logros y traducirlos en cualquier tipo de
recompensa o beneficio para el grupo.
Como conclusión de esto,
podemos deducir que un buen líder no se trata de una persona con unas aptitudes
y actitudes estáticas, sino una persona que es capaz de conocer la situación en
la que lidera y adaptar así su comportamiento a la misma. Para ello, el líder
lo primero que ha de conocer a la perfección es a sí mismo, incrementando la
motivación, el compromiso y la satisfacción de sus seguidores a través de su
ejemplo, principios y valores.
2. Tipos de liderazgo.
Creo que todos conocemos a
una o varias personas que parecen haber nacido con un don especial, y es el de
saber dirigir, organizar, mandar, ordenar, innovar, motivar o encaminar
acciones de los demás.
Una persona que es una
buena líder para un grupo, que tiene unas determinadas características y
objetivos, no tiene por qué serlo para otro. Un ejemplo de ello serían los
muchos preparadores físicos que son despedidos, la mayoría de las veces, por no
haber sabido encaminar de la manera adecuada al grupo que dirigen, y no tanto
por ser más o menos hábiles a la hora de inculcar aspectos técnicos referidos al
deporten en el que ejercen, y es que, es muy importante saber que las mismas
pautas, no sirven para distintos grupos, pues el modo de trabajar que requiere
un equipo creado con un presupuesto escaso no es el mismo que el que necesita
otro, con un presupuesto mucho mayor.
En primer lugar, cabe
destacar que las actitudes de los distintos tipos de liderazgo se apoyan en
varios pilares que podemos identificar fácilmente. Por ejemplo, en el
desarrollo de unas buenas habilidades sociales, la capacidad de empatizar sin
que esto cause daño a los objetivos últimos que persigue el grupo, la intuición
que acierte a la hora de elegir de manera rápida y eficaz aquellos aspectos que
son relevantes frente a los distractores, etc.
Pues bien, la palabra
liderazgo en psicología, está ligada a un nombre y a un experimento: el
realizado por Kurt Lewin en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. En dicho
marco histórico, asistimos al ascenso al poder de varios dictadores que fueron
capaces de conseguir que un gran número de personas se creyera su proyecto,
estuviera o no equivocado.
Si seguimos tirando del
hilo histórico, podemos apreciar cómo el interés por el estudio del liderazgo
que apareció inicialmente en la jerarquía militar y política, se ha extendido a
otros ámbitos, como pueden ser el educativo, el deportivo, antes mencionado
como ejemplo, o empresarial.
Actualmente, no contamos
con una única clasificación de estilos de liderazgo, por lo que vamos a
describir a continuación una de las más prácticas y reconocidas por la
psicología de grupos. Dicha clasificación está compuesta por cinco tipos de
liderazgo, dos más de los establecidos inicialmente por Kurt Lewin.
.Liderazgo delegativo (laissez-faire). Hablamos del líder
invisible, pues es una especie de gestor cuyo cometido es distribuir las
tareas. Este tipo de liderazgo es especialmente efectivo en aquellos grupos
formados por personas muy capacitadas y motivadas que solamente están esperando
que alguien les facilite la dirección que han de seguir.
El peligro del líder
delegativo viene generado por situaciones en las que sea necesaria su actuación
y no intervenga.
.Liderazgo autocrático. A
diferencia del líder anterior, el líder autocrático, es un líder
intervencionista. El canal de este líder es unidireccional, ya que solamente
dice, pero no escucha al grupo que dirige. Suele ser un líder muy controlador y
que funciona especialmente bien en aquellos grupos que, estando motivados,
tienen muchas dudas sobre cómo desarrollar las tareas que se les ha
encomendado.
El peligro de este líder
es que puede ser realmente desmotivador para grupos que estén muy preparados,
pues suele albergar un sentimiento de superioridad frente a la persona que
dirige.
.Liderazgo democrático. Tiene mucho que ver con la
justificación de muchos sistemas políticos occidentales. El líder democrático
trata de potenciar al máximo la bidireccionalidad comunicativa dirigiendo, pero
sin olvidar la importancia de ser sensible ante el feedback que le aporte el
grupo ante sus decisiones. Es más, es el permanente elemento consultor lo que
caracteriza a este tipo de liderazgo.
Es un buen líder para
grupos preparados pero que no cuenten con demasiada motivación. El hecho de
sentirse escuchados puede ser el mejor remedio para este déficit, incrementando
así sensiblemente su interés, tanto por los procedimientos, como por los
objetivos.
.Liderazgo transaccional. Se encuentra enfocado a los objetivos. El
líder adquiere el papel de “guardián” de la motivación del grupo, pues opera
otorgando recompensas o imponiendo castigos en función del desempeño o el
interés.
Este tipo de líder, si hábil con su tarea,
es bueno para procesos largos y monótonos en los que el grupo no tiene ni puede
encontrar fácilmente una motivación intrínseca, asociada a la propia tarea en
aquello que tiene que realizar.
El peligro de este tipo de liderazgo reside
en aquello que rodea al objetivo, como el ambiente dentro del propio grupo, que
muchas veces queda dañado por la competitividad frente a estas recompensas de
las que hablamos (ascensos, vacaciones, flexibilidad, etc).
.Liderazgo
transformacional. Tiene líder centrado en la motivación del grupo, pero desde la
tarea. Su intención es que el grupo logre los objetivos, sí, pero sin
menospreciar otros objetivos. Estos fines laterales pueden ser muy distintos y
variados: la adquisición de competencias de los miembros del grupo, el clima
que se genere dentro del grupo, el cuidado del entorno, etc.
Este tipo de líder es
especialmente bueno cuando tiene que dirigir a un grupo que no tiene un alto
grado de conocimiento ni motivación, y sobre el que la presión por alcanzar
unos objetivos principales no es alta.
3. Referencias.
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